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Lecciones que aprendí haciendo Home Office

Te comparto 4 cosas que he aprendido del mundo Home Office.

Hace poco alguien me preguntaba “‘¿haces Home Office? ¿Cómo logras concentrarte?” ¡Qué pregunta tan buena! Porque tenía rato coqueteando con la idea de escribir un artículo sobre mi experiencia en dos mundos: la ofi y el trabajo desde casa. 

Empecé a trabajar a los 17 siendo freelance, de ahí pasé a la oficina, luego volví a hacer trabajo remoto, a la vez que estaba en una oficina full time y estudiaba mi último año en la universidad.

Posterior a eso, estuve 4 años y medio trabajando desde casa y hace un año volví a la oficina. Ha sido un poco loco este camino, pero me ha dejado varias lecciones y hoy, a mis 26 años, escribiendo esto desde la salita de mi casita de soltera, te comparto 4 cosas que he aprendido del mundo Home Office:

  1. El Home Office te disciplina, si estás dispuesta a ser disciplinada 

Una vez las cosas más importantes que aprendí trabajando desde casa, es la importancia de establecerme tareas y horarios. Todo bajo un orden. Porque, en casa, suelen pasar dos cosas:

  • El tiempo pasa volando.

  • Hay demasiadas distracciones.

Así que sí o sí, uno tiene que aprender a administrar el tiempo y los recursos que tenemos en casa. A mi me funcionaba hacer planificaciones semanales, y plantearme tareas diarias, de ese modo podía atender todos los pendientes, sin agobiarme a último momento.

Y para eso hay que tener mucha disciplina, porque nadie te está “supervisando”, te toca a ti misma se garante de que las cosas se hagan. Ya sabes eso de la disciplina:“hacer lo que hay que hacer, aún cuando no tengamos ganas de hacerlo”.

 2.     Necesitamos tener nuestro lugar de trabajo dentro de casa

Un error que solía cometer, era trabajar desde la cama o todo el día en mi cuarto. Eso es gravísimo. Nuestro cuerpo va acumulando malas posturas y encima nuestra mente se desprograma, pierde el norte y no entiende si ese es el lugar para dormir o para trabajar, por lo que se adormece cuando no debería, o se activa cuando estamos a punto de dormir.

Tener un espacio acondicionado, hace que nuestro cuerpo y mente se disponga a trabajar con mejor entusiasmo, porque ese es el lugar para hacerlo, también aprendí a ponerme bonita cada día antes de empezar mi jornada laboral, extrañamente eso me ayudaba a afrontar mejor el día, porque me hacía consciente de que iba a trabajar.

Todo esto, además de hacernos rendir mejor, hace mucho más fácil la desconexión.

 3.     El trabajo desde casa difumina los límites

Es muy fácil que porque trabajas desde casa, crean que estas disponible todo el tiempo, tanto en casa como en el trabajo. Es tan importante poner limites en esto, porque puede ser mucho más cansón de lo que creemos.

Los primeros años trabajando desde casa, mis papás no entendían muy bien este concepto de “trabajar por internet” y me mandaban a una que otra tarea del hogar, porque solo me veían "pasando tiempo en la compu".

Por otro lado, siendo asistente virtual de alguien que solía estar a 6 horas de diferencia, yo me despertaba cada mañana y saltaba al computador, de una, sin desayunar. Terminaba tomando mis comidas en el escritorio, en mi cuarto y despegándome de ahí, en algún momento del día… Sin horario especifico, pues nunca me preocupé por poner límites.

Con el tiempo fui aprendiendo a poner límites, establecí mis horarios y dejé claro cuál era el rango de tiempo en el que estaría “disponible”, del resto todo quedaría para el día siguiente.

Evidentemente, hay excepciones, pero no tiene por qué ser la regla.

 4.     El home office no es tan rosa como parece

A ver, activamente hice home office desde 2016, y solía escuchar cómo se romantizaba el hecho de trabajar en casa. Claro, para quienes tienen o tuvieron toda su vida trabajando en una oficina, el hecho de estar en casa era/es todo un sueño.

El tiempo es una variable a considerar, sobre todo si aprendiste a planificarte. También lo es el no tener que pensar que ponerse todos los días, usar tu propio baño o el hecho de mirar una serie mientras trabajas, son cosas que le dan un plus.

Pero, por otro lado, el trabajo en casa es muy solitario. O al menos así lo sentí yo estando en mis 20’s. Además, siempre he estado involucrada en áreas creativas, por lo que estar tanto tiempo trabajando encerrada en casa, me impedía fluir en ideas con más naturalidad.

Y aunque está bien estar en casa, a veces podemos caer en un círculo vicioso de trabajo, cansancio, frustración y soledad… si no sabemos cómo gestionarlo. Creo que eso ya lo aprendimos en pandemia.


El trabajo en casa me formó. Soy mucho más rápida y efectiva. Me pongo plazos y trabajo en ellos. Tareas que normalmente toman 1 semana, yo puedo hacerlas en 2 días, porque trabajando desde casa me adapté a administrar mejor mis tiempos.

El trabajo en casa, me ayudó a abrazar mi individualidad, cosa que a veces no está tan bien vista porque nos  empeñamos en hablar de trabajo en equipo y aunque obvio está bien, también necesitamos saber salir adelante estando solos.

 Si lo resumo, el Home Office me enseñó a:

  • Ser proactiva.

  • Reforzar mi sentido común para la resolución de problemas.

  • Administrar los recursos tangibles e intangibles.

 Y sí, fue una etapa de mi vida que me llenó de experiencia, desvelos, lágrimas y satisfacciones.

Al final, el home office no termina siendo ni rosa, ni blanco ni negro. Todo nos va llevando a un nuevo nivel y lo que sí es verdad es que he ganado mucho con lo que he aprendido y de esto también aprendí.

Annella.


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