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El enemigo oculto

No dejes que te absorba la vergüenza, porque la vergüenza lleva a la culpa y la culpa te aisla y no da paso al perdón que es el que finalmente sana.

"He fallado tanto, que me da verguenza volver, me aterra saber que Dios no podrá perdonarme".

No sé cuántas veces me han dicho o escrito esto, pero si sé que han sido tantas, que para mi es necesario escribir sobre esto.

Tengo muchos recuerdos de veces en las que orando, con lágrimas, le pedía al Señor que "no se olvidara de mi", le decía "Jesús por favor no te rindas conmigo" y lo repetía una y otra vez, hasta que un buen día a punto de orar por lo mismo, sentí que debía decir "no me voy a rendir, ayúdame, porque no quiero rendirme".

Mi súplica tenía un origen, yo sabía que era yo la que iba a fallar, o en todo caso, la que tenía más probabilidades de rendirse en esta relación.

Cada vez que leo que alguien me dice lo avergonzado que está por acercarse nuevamente a Dios, entiendo el sentimiento, y reconozco que hay un miedo infundado de recaer, pero la verdad es que, a pesar de nosotros (por suerte),  Dios sabe perfectamente cómo dar segundas oportunidades, ¿imaginémos si no diera segundas oportunidades? Ninguno de nosotros tendríamos esperanzas de salvación.

Somos nosotros los que nos rendimos, somos nosotros los que lo dejamos a un lado, y sí, lo más triste, es que somos nosotros lo que no nos damos una oportunidad.

El enemigo usó mucho la verguenza conmigo, porque una de las armas que él usa en nuestra contra es la vergüenza y la vergüenza no es de Dios.

Satanás usa tu pasado para avergonzarte, usa situaciones en tu vida para que tú te cargues y te llenes de culpa.

Es capaz de usar alguna debilidad, para hacerte sentir incapaz e insuficiente.

Nos miente, ese es su trabajo, hacernos sentir mal, chiquiticas, inferiores, indignas, desechadas, y llenas de VERGUENZA. Así se sintió Adán cuando pecó, él pudo ir al Padre y explicarle todo lo que le pasó buscando redención, pero se ocultó, por verguenza... ¿Y qué hizo Dios? ¿Les gritó? ¿Acabó con ellos? ¿Se alejó de ellos?

No.

Dios los buscó, los llamó y los vistió.

Cuando decidimos aceptar a Jesús en nuestros corazones, somos nuevas criaturas, nacemos de nuevo y es precisamente Dios quien comenzó la buena obra en nosotros y la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. (Filipenses 1:6)

No dejes que te absorba la vergüenza, porque la vergüenza lleva a la culpa y la culpa te aisla y no da paso al perdón que es el que finalmente sana.

Dios es un Dios de gracia, la muerte y resurección de Jesús nos regaló la oportunidad de acercarnos libremente a ese trono en donde sobreabunda la gracia, la oportunidad ya está dada, nos toca tomarla y esa ya es decisión nuestra.

Dios está listo (Salmos 9:10), ¿estás lista tu?

Annella.

@jevitasintensas